
Entre los papeles y notas que he logrado rescatar estaba esta postal. Nunca me dijo claramente lo que representaba. Quizás una de esas expediciones de las que siempre hablaba. Molina, siempre anclado en el pasado, en los tiempos mejores. No creo que volvamos a vernos. Vive fuera de él, siempre es distinto, nunca el mismo. Al ritmo de un cambio de acto, se desplaza y su movimiento modifica el paisaje. Capaz de convertir cada cota en máscara de carnaval, crea a su paso una geografía del sentimiento que conmueve, expía, canaliza. Conoce su recorrido letra por letra, no improvisa si no se lo exige su guión. Él es la mentira, la quimera y el reflejo de todo aquel que se detenga a observarlo.
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