jueves, 1 de mayo de 2003

El espacio público aquí se transforma en un escenario performativo -como decía Manuel Delgado- y esta plataforma de improvisación se nutre de células de distintas especies. Cada artista se apropia de una infraestructura casi industrial que funciona como una gran máquina que interactúa con todas las demás. Los objetos industriales aparecen como el decorado cambiante que enriquecen un poema con otro, inspirados por la música que siguen bailarinas mientras el fotógrafo capta ese instante haciéndolo quieto, casi muerto. Corrí a buscar las fotografías industriales del matrimonio alemán Bern & Hilla Becher: ofrecen esta sensación de quietud cuando en realidad las norias, las cintas transportadoras, los altos hornos...están vivos.

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